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16 febrero, 2014

Gestión por objetivos y autocontrol

Toda empresa comercial debe preparar un verdadero equipo y amalgamar los esfuerzos individuales en un esfuerzo en común. Cada integrante de la empresa contribuye con algo diferente, pero no todos deben contribuir a una meta común. Sus esfuerzos deben estar dirigidos en el mismo sentido y sus contribuciones deben encajar entre si de forma de producir un todo continuo, sin fricción, sin duplicación innecesaria del esfuerzo.

El funcionamiento del negocio requiere por lo tanto que cada tarea este orientada hacia los objetivos del negocio como un todo y, en particular, que la tarea de cada gerente este enfocada en el éxito del todo. Las realizaciones que se esperan del gerente deben derivar de las metas de realización del negocio, sus resultados deben medirse por la contribución que hacen al éxito de la empresa. El gerente debe saber y comprender que exigen de el en términos de realización las metas del negocio, y su superior debe saber que contribución debe exigir y esperar de el, y juzgarlo de acuerdo a ello. Si no se llenan estos requisitos, los gerentes están mal dirigidos. Sus esfuerzos se desperdician. En lugar de trabajo, hay fricción, frustración y conflictos.

La dirección mediante objetivos requiere un gran esfuerzo e instrumentos especiales. Porque los gerentes de la empresa comercial no están automáticamente dirigidos hacia una meta en común. Una narración predilecta de las reuniones de gerentes es la de los tres picapedreros a quienes se les pregunto como les iba. El primero contesto "me estoy ganando la vida". El segundo siguió golpeando mientras decía: "Estoy haciendo el mejor trabajo de picar piedras de todo el país". El tercero levanto la vista con un brillo visionario en sus ojos y dijo: "Estoy construyendo una catedral".

El tercero es, por supuesto, el verdadero "gerente". El primero sabe que quiere sacar de su trabajo y se arregla para hacerlo. Probablemente rendirá "un buen día de trabajo por un buen jornal". Es el segundo el que constituye un problema. La eficiencia es necesaria, sin ella ningún trabajo puede florecer: de hecho, una organización desmoraliza si no exige de sus integrantes la mayor eficiencia de la que sean capaces. Pero siempre hay peligro de que el verdadero especialista, el verdadero profesional, crea que esta alcanzando algo cuando en realidad esta puliendo piedras o juntando papeles. La eficiencia debe fomentarse en la empresa comercial. Pero debe relacionarsela siempre a las necesidades del todo.

El numero de especialistas altamente instruidos que trabajan en las empresas comerciales aumentara muchísimo. Y lo mismo ocurrirá con el nivel de eficiencia que se exige de ellos. La tendencia a convertir la función o el oficio en un fin sera por lo tanto mas marcada que hoy. Pero al mismo tiempo la nueva tecnología exigirá que los hombres con puestos funcionales, aun los del nivel gerencial mas bajo, vean el negocio como un todo y comprendan lo que este necesita de ellos. La nueva tecnología requerirá tanto el esfuerzo por lo sobresaliente en eficiencia como la dirección consistente de los gerentes de todas las jerarquías hacia la meta común.

Fuente:
- Drucker, Peter "El Management, Escritos Fundamentales". Editorial Sudamericana, Argentina, 2002.

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